Postura:

La palabra japonesa para salud es (KENKO), denota a alguien tranquilo y relajado que se mantiene en una postura erguida. Es decir que este delicado equilibrio al cual llamamos salud deviene de estar centrados y alineados o funcionando en eje. Este concepto se repite en toda la práctica del Aikido desde la postura inicial (Hanmi) hasta todo el desarrollo de cualquiera de sus técnicas y más aún su desenlace: las caídas.

La alineación corporal esta en relación con el lugar por donde pasa nuestro centro de gravedad o Hara, a través del cual se organiza toda nuestra estructura física y espiritual, según un modelo naturalmente regulado por ritmos microcósmicos internos que no son más que a expresión de los ritmos macrocósmicos externos. Este centro funciona como un condensador y transformador de energías que llegan desde afuera para nutrir y conectar al cuerpo con su entorno; y de energías internas propias, internas que las produce el organismo utilizando como materias primas al aire y los alimentos, y luego ambas energías internas y externas serán mezcladas en el Hara y uniformemente distribuidas. Todos los seres humanos poseemos este centro o Hara, pero solo algunos lo desarrollan concientemente. La tarea del Aikido al respecto es justamente ayudarnos a tomar conciencia de este lugar del cuerpo que esta en relación con el poder intrínseco de la naturaleza, con el deseo o poder vital y es el punto de equilibrio o balance no solo físico sino también emocional y espiritual de la persona. Todo movimiento que se estructure y pase por el Hara tendrá la gracia de la naturaleza y será rítmico, relajado y poderoso a la vez. El centro de gravedad pone de manifiesto la unión del cuerpo con la mente, ya que constituye el lugar donde se fusionan las energías físicas y espirituales, y donde ocurren las principales transformaciones del ser humano tanto en lo físico como en lo sutil.

En el plano meramente físico el Hara es el centro de gravedad del cuerpo y como tal todo el peso del mismo cae y se concentra en él para mantener su balance, para adquirir un equilibrio entre la parte superior del cuerpo y la inferior y soportar así toda la estructura superior colocada sobre la inferior.

Desarrollar un movimiento desde este lugar significa en el plano físico, favorecer el alineamiento corporal, mantener la columna erguida y elongada y con ello el conjunto de órganos y sistemas que están inervados desde las raíces nerviosas que salen de la columna reciben los estímulos adecuados para su correcto funcionamiento por no estar sometidos a un exceso de tensión. No es simplemente una cuestión estética, el mantenerse derecho activa las fuerzas vitales para mantenernos sanos. Todas las técnicas de Aikido se realizan con el cuerpo alineado y centrado y sus movimientos circulares, espiralados, helicoidales, imitan las fuerzas de la naturaleza impactando en nuestro ser. Las caídas (Ukemi) fortalecen los tejidos blandos volviéndolos más aptos para el movimiento, así es como se fortalecen y endurecen los huesos, ya que esta comprobado que los huesos sometidos a pequeños traumatismos son mas duros por mayor captación del calcio y minerales del tejido óseo. En un plano más sutil, el desarrollo del Hara produce paulatinamente la comprensión de que no existe separación real entre el cuerpo y la mente, entre lo espiritual y lo físico como entidades aisladas, y el resultado de esto es la capacidad de desarrollar una dirección, la decisión y la dirección adecuada para llegar a una meta.

La postura de zeiza que se utiliza constantemente en la práctica del Aikido, revela el dibujo de cruz, siendo la parte vertical de la cruz la mitad superior del cuerpo desde el ombligo hacia arriba y la porción horizontal, las caderas y los muslos flexionados. Simbolizando la rama horizontal la conexión con la fuente de vida y la vertical sus metas o aspiraciones.

Esta postura con la que se convive en el tatami representa el contacto con la tierra) y es cotidiana en la práctica de Aikido brinda una correcta apertura y elongación de las caderas, así como de los músculos cuadriceps y por ellos tonifica las rodillas manteniéndolas en eje respecto de las caderas, por el efecto de elongación de los cuadriceps. Además Favorece la formación de los arcos plantares, ya que ambos arcos internos deben sostener los glúteos manteniendo la forma de los mismos. Permite que el cuerpo se mantenga en eje y completamente relajado y por la cercanía y el contacto con la tierra (tatami) permite que la acción de la gravedad recaiga naturalmente sobre el abdomen inferior.

Respiración:

La practica regulada del Aikido favorece todo el proceso respiratorio y circulatorio ya sea por su condición aeróbica (caídas, rolls, ukemis, saltos) aumentando así la velocidad de circulación de la sangre y por ende la oxigenación de los tejidos. Se observa inmediatamente un cambio en la coloración de la cara, la cual refleja la condición del corazón, observándose un enrojecimiento por la apertura de capilares que de otra manera se mantienen inactivos. Así mismo los ejercicios respiratorios (KOKUHO) que consisten en inhalaciones profundas llevando el aire hasta el abdomen inferior (Hara) y exhalaciones con proyecciones del oponente aumentan nuestra "performance" respiratoria, que con el tiempo se traduce en una ampliación de la caja torácica y aumento de nuestra capacidad ventilatoria.


Aikido y tensión nerviosa:

El Aikido es una forma de tonificar al sistema nervioso. Numerosas sustancias se segregan durante la práctica regular como neurotransmisores (endorfinas) y hormonas (adrenalina) que mantiene el vigor, dan sensación de placer duradero, y mejoran la atención. Las posiciones del cuerpo, el movimiento, las presiones que se realizan, los estiramientos y la respiración en conjunto proveen de una profunda liberación de la tensión que relaja y revitaliza todo el cuerpo, desarrollando un sistema nervioso fuerte y equilibrado a la vez.

Podemos ver un fortalecimiento general de nuestra salud a lo largo del tiempo cuando sostenemos una práctica continua de Aikido. Existen numerosas historias, por ejemplo la del fundador del Aikido, O Sensei, de salud frágil que se revirtió por completo con la práctica.